Lo que es contar para mi...

De repente me pregunto por qué tengo que contar esto, pero si uno empezara a preguntarse por qué hace todo lo que hace, si uno se preguntara solamente por qué acepta una invitación a cenar (ahora pasa una paloma, y me parece que un gorrión) o por qué cuando alguien nos ha contado un buen cuento, en seguida empieza como una cosquilla en el estómago y no se está tranquilo hasta entrar en la oficina de al lado y contar a su vez el cuento; recién entonces uno está bien, está contento y puede volverse a su trabajo. Que yo sepa nadie ha explicado esto, de manera que lo mejor es dejarse de pudores y contar, porque al fin y al cabo nadie se averguenza de respirar o de ponerse los zapatos; son cosas, que se hacen, y cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que contar lo que pasa, contarlo a los muchachos de la oficina o al médico. Ay, doctor, cada vez que respiro... Siempre contarlo,
siempre quitarse esa cosquilla molesta del estómago.

"Las babas del diablo", Julio Cortázar

viernes, 19 de marzo de 2010

Hombredependencia. A propósito del 8 de marzo, día internacional de la mujer


Cada 8 de marzo se hacen las mismas reflexiones de siempre, las cuales hacen evidente las desigualdades y prejuicios que rodean las acciones de la mujer en la “sociedad”:que recibimos menor salario que los hombres, a pesar de ser en su mayoría único ingreso del hogar; que los cargos gerenciales siempre lo ganan los hombres; que a las mujeres no les dan becas porque no es rentable ( nos embarazamos,y/o nos casamos); que nos embarazamos, que cada mes nos ponemos de mal humor o somos más débiles, en fin.

La verdad que esta fecha me parece el más triste saludo a la bandera. Obviamente cuando se estableció en 1911 hasta que se logró el derecho al voto de la mujer a mediado de los cincuenta, permitió dar cuenta de los avances progresivos en materia de derecho. Pero qué pasa si las leyes más avanzadas y protectoras se consiguen con un muro cultural más grande que la gran muralla China llamada machismo.

Así es, de nada vale que en los ministerios públicos establezcan grupos de trabajo multidisciplinarios para atender a mujeres víctimas de violencia intrafamiliar si no son capaces de sostener una denuncia para no perder a su “hombre”. O si criamos a nuestros hombres como hijos, sin responsabilidades ni hábitos, impidiéndoles que laven si quiera su propio plato. Más triste aún diciéndoles: “el amor entre un hombre y una mujer puede acabar, pero entre un hijo y su mamá no”. Cuando le oí esa sentencia a una compañera de gimnasio casi vomito. Cómo es posible que desde chico lo condiciones a no creer en el amor entre un hombre y una mujer por el simple hecho de que tú relación fue un fracaso...

En fin, somos tan hombredependientes que somos capaces de castrar a nuestro propios hijos para que no nos abandonen por otra mujer y formen sus propias familias.

Quizás esté errada, pero para mi los hombres y las mujeres son complementarios. Unos necesitan de los otros. Y no es una competencia sobre quien manda a quien. ¿Por qué cuesta tanto ponerse de acuerdo en lo más mínimo? ¿Por qué todo tiene que mirarse como un juego suma cero?

Soy una de esas mujeres hombredependientes, y me da rabia conmigo misma descubrir mis debilidades, que también es una necesidad de construir algo con un hombre especial. De conformar una familia y lograr armar un plan como pareja sin perjudicar nuestras propias metas.

Ahora que me siento libre y que he tenido más contacto con hombres y mujeres es muy gracioso constatar las estrategias de galanteo entre uno y otros. Al parecer la indiferencia, ese sencillo truco de ignorar, es el más efectivo, tanto para el hombre como para la mujer. Las cosas podrían ser tan sencillas, deberían ser más sencillas. Pero somos muy egoístas y no estamos dispuestos a transar. A ver el amor como algo que se construye, no como algo dado, los flechazos es sólo pasión. La piel es importante pero lo que hay dentro y alrededor de ella es aun más interesante.

Otra cosa que me llama la atención es el miedo al fracaso. Preferimos no iniciar nada por no golpearnos o cuando sentimos que estamos involucrando mucho se retrocede. Reconozco que suelo analizar mucho antes de dejarme envolver y decir...”si, quiero” o “vale la pena”. Aunque rara vez me ha resultado, igual nadie me quita lo bailao.

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