No sé cuantas veces me han cantado esta canción... pero no se equivoquen, no me refiero a que algún romántico enamorado me haya dicho que no es mi príncipe azul, sino que con sus acciones me han hecho saber que sólo desean una cosa...sexo. Bueno en honor a la verdad una persona si me lo dijo con todas sus letras, no la canción, me dijo “no te enamores de mi”.
Cuando me lo dijo me resultó gracioso. Apenas estábamos iniciando y si bien me gustaba y mucho, no era como para enamorarme. Sabía que era un buen polvo y por lo que se venía asomando, vendrían muchos más.
Pero como cuando uno no lo espera, las cosas fueron cambiando sutilmente... ya no fue sólo una noche, sino el fin de semana, mi casa se fueron llenando de sus cosas y su presencia se convirtió en algo permanente, casi necesaria y hubo que ceder. No me refiero al lado de la cama, hubo que ceder espacios y tiempos... hubo salidas, caminatas, siestas, noches donde simplemente nos abrazábamos y era tan feliz sabiéndolo a mi lado y conmigo.
Y por más que yo misma me cantara la canción, no hubo manera y en realidad no quise detenerme, quería sentir, lo necesitaba. Santiago había sido tan hostil, que se convirtió en mi refugio.
Pero mi refugio tenía bases de barro y pronto vinieron las lluvias y se llevó todo. Aún no amaina y me siento triste e indefensa... lo que más me duele es su miedo a involucrarse y a admitir lo que siente. Sé que toque su corazón.
El último en salir que apague la luz
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